viernes, marzo 12, 2004

La ciudad de los muertos

Un silencio ensordecedor llenó el espacio.
La gente, las luces, la ciudad entera pareció temblar y desaparecer bajo mis pies.
Silencio helador, hiriente....afilado como la guadaña que toda vida sesga.
Mis ojos dejan de ver, son otros los ojos que sienten con mayor eficacia lo que me espera.
Han transcurrido tan solo unos segundos, o incluso menos en el reloj atemporal del sin sentido. Vuelve la gente, el ruido, el tiempo.
Ya nunca volveré a ser el mismo.