miércoles, marzo 10, 2004

Se acaba el tiempo para Rescatar a Venezuela

The Wall Street Journal / Marzo 5, 2004

Por: Maria Anastasia O’Grady

Traducción: T.B.

Se acaba el tiempo para Rescatar a Venezuela

Durante la presidencia chilena del socialista Salvador Allende a principios de los 70, tanto Cuba como la Unión Soviética codiciaban el control de aquella frágil democracia Sur Americana. Pero igualmente entre Moscú y la Habana había diferencias considerables con respecto a la mejor manera de materializar el sueño. Cuba se inclinaba por una revolución violenta y los soviéticos pensaban que era mejor optar por una conversión ideológica mas lenta. En una entrevista celebrada en el año 2000 en Santiago, dos investigadores educados en Moscú y dedicados a investigar los archivos soviéticos me describieron la estrategia esgrimida por la Unión Soviética con respecto a Chile, la cual implicaba el “esfuerzo para planificar, organizar y construir una estructura para todo el país.”

Fidel ganó el argumento pero su plan sembró el caos, lo cual llevó al golpe dado por Pinochet en 1973, mediante el cual Chile se escapó de las tenazas de Fidel. De haber aplicado los soviéticos sus tácticas de subversión gradual, los resultados hubieran sido diferentes. Prueba de lo mucho que aprendió entonces es lo que ahora se puede observar en Venezuela.

Desde que ganara la elección presidencial en 1998, el protegido venezolano de Castro, Presidente Hugo Chávez, ha seguido lo que los investigadores rusos en Santiago describen como: la consolidación metódica de la autoridad absoluta bajo el manto de “democracia”. Junto con los paramilitares y los soplones de barrio, el alcance del poder de Chávez incluye haber convertido el congreso en un cuerpo unicameral, haber redactado una nueva constitución para ampliar su esfera de mando y purgar a sus opositores potenciales dentro de las fuerzas armadas.

Habiendo “legalmente” completado estos pasos iniciales para consolidar su poder, el Sr. Chávez luego militarizó al gobierno, se apoderó de la Corte Suprema, importó numerosísimos cubanos para indoctrinar a los ciudadanos y comenzó a estrangular al sector privado mediante controles de precio y de divisas. Tanto la Iglesia Católica como los medios se han mantenido fuera de su alcance aunque frecuentemente son objeto de tácticas de intimidación por parte del gobierno. La retórica virulenta de Chávez polariza a la sociedad, promueve el odio y pone a riesgo la seguridad de los pensadores independientes.

Los sucesos de esta semana ponen de manifiesto que este enloquecido “revolucionario Bolivariano” como él se denomina, ya se encuentra en las fases finales de su consolidación. La soga está tan apretada alrededor del cuello de lo que queda de democracia que probablemente no logre escaparse. A menos que se produzca una rebelión por parte de la oposición desarmada, algo poco probable, para cuando los tontos útiles del Congreso americano y de la OEA se den cuenta de que él no es ningún demócrata , la sociedad libre venezolana ya estará en las cárceles

La oposición se ha esmerado en cumplir con las reglas de la “democracia” del Sr. Chávez. El último capítulo ha sido un esfuerzo popular para lograr el referéndum revocatorio, mecanismo que el propio Sr. Chávez colocó en su constitución a fin de que un electorado insatisfecho no tuviera que recurrir a un golpe militar, tal como él lo hiciera en 1992.

Para celebrar el referéndum, la oposición tenía que recolectar un mínimo de 2.4 millones de firmas. Sus líderes sostienen que 3.4 millones de venezolanos han firmado tal solicitud. Pero poco después de finalizado el “reafirmazo” el Sr. Chávez anunció que el proceso estaba infestado de fraudes. El martes, el Consejo Nacional Electoral, con un margen de 3-2 a favor de Chávez, dictaminó que sólo 1.8 millones de firmas podrían ser validadas. El dictamen indica que 1.1 millones de firmas pudieran ser validadas pero antes deberán ser verificadas por los firmantes. El CNE descartó cerca de más de medio millón de firmas.

Los observadores internacionales ven esto como una táctica dilatoria que disminuye las posibilidades de que se materialice un referéndum. Alberto Ramos, analista de Goldman Sachs resume ese escepticismo en un informe del 3 de marzo que señala: “La probabilidad de que se active el referéndum revocatorio bajó a 20%, dada la cantidades de apelaciones que deben ser iniciadas y los muchos recursos legales a la orden del gobierno para abortar el proceso”.

El proceso de reparos demora el voto, al cual los venezolanos tienen pleno derecho según la ley constitucional. Pero también en forma exponencial aumenta el potencial para los impedimentos burocráticos. Existe una aprehensión legítima sobre el poder que tiene el gobierno para intimidar a los firmantes que sean convocados a reparo. En un país donde existe un gran número de empleados públicos, la amenaza de perder el trabajo en sí es una herramienta poderosa.

A esto se le añade una serie de complejidades para el firmante que son típicas del Tercer Mundo, tales como la problemático para informarles que sus firmas han de ir a reparo, o las dificultades para trasladarse hasta el centro oficial de reparos. También se debe tomar en cuenta que el proceso requiere de mucho trabajo, el cual será difícil monitorear. Como amo de los recursos del Estado, el Sr. Chávez por supuesto que tiene las de ganar.

Esto lo que sugiere es que si la comunidad internacional le pide a la oposición que acepte el proceso de reparos, también debe garantizar que el mismo será justo. De no hacerlo así, sería el equivalente de entregarle al Sr. Chávez la pistola con la cual podrá eliminar los últimos vestigios de la democracia Venezolana.

Lo que está en juego va más allá del avasallamiento de Venezuela. El modelo del Sr. Chávez, de tener éxito, será moldeado para ser aplicado en el resto de América Latina. Sin un mensaje claro por parte de la comunidad internacional que indique que no aceptará la militarización de la democracia, el virus de Chávez pudiera infectar otros países latinoamericanos.

Bolivia ya está en riesgo. Me informan que en un momento dado, el agregado militar del Sr. Chávez en Bolivia sostenía reuniones con oficiales de la policía y militares y le ofrecían fondos a los grupos radicales y militantes. La rebelión supuestamente espontánea de la población indígena que tumbó al Presidente Gonzalez Sanchez de Lozada en Octubre del 2003, para ser más exactos, fue un golpe de estado organizado. Se transportaron unos 5.000 agitadores por todo el país durante seis semanas para crear emboscadas y cerrar carreteras. Personas cercanas a los sucesos señalan que el Sr. Chávez puso el dinero y Castro la organización.

A pesar de todos los alegatos de “legalidad”, los venezolanos están muy conscientes de lo que está sucediendo en su país. Es por ello que han cometido actos valientes de desobediencia civil aún a riesgo de perder su vida. La semana pasado un protestante desarmado aparentemente recibió un tiro por la espalda por parte de un militar. Ayer, el embajador venezolano ante las Naciones Unidas renunció debido al irrespeto de su gobierno por los derechos humanos. El Mundo Libre ha debido presentar una protesta igualmente firme contra el Comandante Chávez desde hace mucho tiempo atrás.