martes, marzo 09, 2004

Descart (1)

Al fin la muerte te alcanza, a solas, a oscuras, en medio de gritos, sin que ellos puedan oírte. Tus últimos esfuerzos se centran en alcanzar un poco de luz y aire, sin conseguirlo.

El destino estaba escrito: nadie se salvará -ni siquiera tu- y todos compartiréis los últimos segundos de agonía. La verdad se esconde en los nichos del cementerio, toda tu familia padece la misma terrible enfermedad.

Aquel es tu sitio, allí te entierran, en un bonito panteón entre los restos de tus antepasados. La entrada a la cripta está custodiada por dos ángeles sin brazos ni cabeza, vestidos con una túnica que deja entrever el torso y las piernas, provistos de grandiosas alas de cisne.

Un epitafio reza: Ahora mira hacia atrás.