jueves, enero 29, 2004

17

Coges las llaves y el móvil. Te aseguras de que llevas la cartera encima y sales de casa. En la calle te encuentras con uno de tus vecinos. Parece con intención de hablar contigo. Hoy no tienes tiempo que perder, así que te escabulles con un brusco “Adiós”. No vas a la parada de bus que usas habitualmente para ir al trabajo, ni a la de días como este. Sobre la marcha decides que hoy quieres tomar otra ruta.

Llegas a la parada, buscas un bus que salga de Barcelona y esperas a que llegue. No tarda mucho. Subes, picas tu tarjeta y te sientas en un asiento junto a la ventana. Ves como entra y sale la gente, incluso le dedicas una sonrisa a alguien. No falta mucho. Cada vez hay menos gente en el bus y sientes que tu destino está llegando.

La ves, es ella. Está sola, de espaldas, como mirando algo. Te bajas en esa parada y esperas a que el bus se vaya. Ella ni se inmuta. Tú te acercas. Notas como se te acelera el pulso. La coges del brazo y la empujas detrás de la tapia. Ella te mira. Sientes un cosquilleo en la espalda.

– ¿Quién eres? – Te dice.

Le sonríes y lanzas tus brazos hacia su cuello. Aprietas. Ves sus ojos de terror. Te gusta. Ella se resiste, pero la has cogido con fuerza. Sabes que no se te va a escapar. Cada vez pone menos resistencia, hasta que notas que no hay vida en ella. Van 17.